Milán, la capital de la moda y el diseño con una increíble reputación en todo el mundo, es uno de esos destinos atemporales que deleitan a muchos visitantes cada año. Cultural, sorprendente y cautivadora, esta histórica ciudad es siempre una buena idea para unas vacaciones en Italia.
Ah, Milán, Milán... ¿Quién no ha soñado alguna vez con pasear por tus calles, oh espléndida Milán... Capital de Lombardía y segunda ciudad de Italia, este cosmopolita y auténtico centro económico y financiero vibra con sus soberbios monumentos. Para empezar, visite los barrios de Magenta y Sant'Ambrogio, el barrio de Ticinese y los Navigli, y luego quédese en el casco antiguo para contemplar el patrimonio arquitectónico de la ciudad. El más emblemático de los monumentos de la ciudad es sin duda el Duomo, el Duomo de Milán: verdadera obra maestra de la arquitectura, esta catedral cuenta la historia de más de seis siglos de historia, transcrita en su increíble luz, sus estatuas y el mármol de Candoglia. Dominando toda la ciudad, este majestuoso lugar merece una visita por la magnificencia de sus decoraciones y las vistas panorámicas que ofrece. Nuestro consejo: ¡sube a su techo! Detrás de la gruesa hilera de gárgolas que coronan la catedral, le espera una vista monumental de todo Milán: ¡una visita obligada durante su estancia! Pero Milán es mucho más que el Duomo. Merece la pena visitar el Castello Sforzesco del siglo XV (una fortaleza que ahora alberga muchas obras de arte), así como la Galleria Vittorio Emanuele, la Piazza della Scala y su legendario teatro epónimo. Pasee por la Via Vittorio Emanuele hacia la Piazza San Babila para ir de compras, y no olvide la Via Torino, la calle más antigua de Milán. Una de las maravillas más secretas de Mila es la iglesia de San Maurizio al Monasterio Maggiore: con su coro de madera y sus frescos absolutamente magníficos, conquistará el corazón de los amantes del arte. ¿Otra visita imperdible? El Refectorio de Santa Maria delle Grazie, que alberga la Última Cena pintada por Leonardo da Vinci; una obra monumental y majestuosa que ha fascinado a los amantes del arte y a los neófitos durante siglos. Visite la Loggia dei Mercanti, pase por las columnas de San Lorenzo para sentir el pulso de la ciudad en una tarde de verano, el estadio de San Siro (¡para los aficionados al fútbol!) y la Basílica de Sant Ambrogio, conocida por albergar en su cripta la reliquia de San Ambrosio, patrón de la ciudad.
Es imposible entender el encanto de Milán sin vivir "a la milanesa". Para ello, después de haber hojeado las numerosas tiendas de ropa de la ciudad, permítase un interludio de "Aperitivo": una hora feliz muy popular, es la oportunidad perfecta para conocer los sabores locales. Y hay muchos, porque Milán es realmente famosa por sus delicias gastronómicas. Risotto alla milanese, ossobuco, mondeghili, prosciutto, panettone, gorgonzola, pizzas, schnitzel a la milanesa, busecchina milanese, Panna Cotta, ensalada Caprese, tiramisú y otros helados harán viajar sus papilas.