Entre las montañas de los Vosgos y el valle del Rin, Alsacia es una tierra de contrastes que abunda en riquezas. En el corazón de la región del Gran Este, cuenta con un patrimonio único de monumentos catalogados, pueblos llenos de flores, viñedos y gastronomía que hace las delicias de todos sus visitantes.
Durante su estancia en Alsacia, varias ciudades se encuentran entre las visitas obligadas. Empiece por la capital alsaciana, Estrasburgo, para admirar su suntuosa catedral gótica, su palacio de Rohan y su barrio de la Petite France, patrimonio mundial de la UNESCO. A continuación, diríjase a Mulhouse y disfrute de un paseo por su casco antiguo para descubrir el antiguo ayuntamiento, el templo de Saint-Etienne y la casa Mieg. Pero descubra también Colmar, que reúne todas las características de las ciudades alsacianas (casas con entramado de madera, callejones floridos, el modo de vida apacible de su barrio de la Pequeña Venecia), Haguenau por su puerta de Wissembourg, Saverne por su castillo de Rohan y Sélestat por sus obras maestras de la arquitectura románica y gótica.
Tras estas visitas, salga a descubrir el patrimonio natural de la región. Una excelente manera de apreciarlo es seguir la Ruta del Vino de Alsacia. A lo largo de más de 200 kilómetros, entre Marlenheim y Thann, se pueden contemplar magníficos paisajes de colinas mientras se degustan auténticos néctares en las fincas. Pero aproveche también esta ruta para visitar los numerosos y excepcionales pueblos que se encuentran en el camino. Haga una parada en Obernai (campanario, mercado del trigo, fuente de Sainte-Odile), en Molsheim (iglesia de los jesuitas, antigua cartuja) y luego haga un pequeño desvío hacia el soberbio castillo de Haut-Koenigsbourg. Continúe su encantador viaje con excursiones a Bergheim, Ribeauvillé, Kayserberg, Éguisheim o Riquewihr.
Pero Alsacia tiene otros espacios naturales grandiosos. Entre el parque de los Vosgos del Norte y el de los Ballons des Vosges, podrá satisfacer todos sus deseos de evasión. En invierno, aproveche las numerosas estaciones de esquí alpino y nórdico para disfrutar del placer de esquiar. Si hace buen tiempo, tome las rutas de senderismo (12.000 kilómetros en toda la región) o los carriles bici (2.500 kilómetros) para descubrir la Route des Crêtes, el Grand Ballon o el Hohneck. Tómese también el tiempo de descubrir todas las riquezas de la región degustando los sabores de la cocina alsaciana: chucrut, baeckoeffe, coq au riesling, flammekueche, pretzels, fleischnakas, bibeleskaes, kouglof...