Entre Saboya y los Altos Alpes, Isère ofrece a los amantes de la naturaleza paisajes de gran contraste donde se encuentran valles, mesetas y altas cumbres. Ideal para todas las actividades al aire libre, el departamento también le seducirá con el encanto de sus ciudades y el esplendor de su patrimonio.
Con 23 estaciones de esquí, 30 centros nórdicos y cuatro cadenas montañosas, el Isère se distingue por la variedad de sus centros de deportes de invierno. En una estación mítica como Alpe d'Huez, Les Deux Alpes o Chamrousse, o en una más familiar como Lans en Vercors o Autrans, se puede practicar todo tipo de esquí: esquí alpino, esquí nórdico, freestyle, raquetas de nieve, trineos, trineos tirados por perros.... Durante el verano, estas grandes áreas de esquí revelan sus paisajes verdes y le invitan a experimentar nuevas sensaciones. En el programa: caminatas en el corazón de paisajes magníficos, paseos en bicicleta de montaña, cicloturismo en los famosos puertos del Tour de Francia, paseos a caballo, rafting, escalada, parapente....
Después de llenarse de adrenalina, disfrute de unas cuantas escapadas a la ciudad. En el corazón de la región de Isère, Grenoble seduce por la belleza de su emplazamiento y la riqueza de su patrimonio. En particular, recorra las calles peatonales de su casco histórico y déjese seducir por la Catedral de Notre-Dame, el antiguo Palacio Episcopal, el Palacio del Parlamento del Dauphiné y las numerosas mansiones privadas construidas entre los siglos XV y XVIII. A continuación, vaya a Viena, la ciudad romana, para admirar sus numerosos monumentos históricos: el templo de Augusto y Livia, el antiguo teatro, la catedral de San Mauricio, la abadía de San Pedro o el castillo de la Bâtie, que data del siglo XIII.
A continuación, disfrute de los amplios espacios abiertos que ofrecen los parques naturales de Isère: Écrins, Chartreuse y Vercors. A pie o en bicicleta de montaña, descubrirá lugares naturales prodigiosos como el circo de Malleval, el Dent de Crolles, el Mont Aiguille o las gargantas del Bruyant. Pero no se pierda las visitas a lugares esenciales como el monasterio de la Gran Cartuja, la ciudad medieval de Saint-Antoine l'Abbaye, la basílica de Notre-Dame de la Salette y los castillos de Vizille, Bressieux o Virieu. En el camino, no deje de probar los productos y platos locales: ravioles du Royans, gratin dauphinois, bleu du Vercors, Saint-Marcellin, murçon de la Matheysine, nueces de Grenoble, Chartreuse...