Entre Francia e Italia, rodeada por el mar Mediterráneo, Córcega es un destino único con muchas sorpresas. Con su patrimonio natural, su riqueza cultural y su gastronomía, la "Isla de la Belleza" ofrece un marco ideal para unas vacaciones que combinan placer y descanso.
Con sus 1.000 kilómetros de costa, Córcega cuenta con una increíble variedad de lugares marinos. Entre playas de arena fina, pequeñas calas y acantilados de granito rojo, le conquistará cada rincón del litoral. En este entorno mágico, bajo el sol del Mediterráneo, le resultará difícil resistirse a la llamada de las aguas turquesas. Puede refrescarse y nadar, por supuesto, pero también puede disfrutar de muchos deportes acuáticos. Si desea aprovechar al máximo la belleza de las costas, regálese un crucero a bordo de un velero y descubra lugares inolvidables: las islas Lavezzi, el golfo de Girolata, la reserva de Scandola, la playa de Saleccia...
Después de estos momentos de asombro, salga a descubrir otros lugares mágicos: las ciudades corsas. En el norte de la isla, Bastia seduce con el encanto de sus estrechas calles bordeadas de casas altas, sus animadas plazas y su antiguo puerto. Al pasear, también podrá apreciar el Palacio del Gobernador, monumento histórico protegido, la iglesia de Saint-Jean-Baptiste, la más grande de Córcega, y el Oratorio de la Concepción. En Ajaccio, pasee por el antiguo puerto, admire uno de los golfos más bellos del mundo, visite la catedral de Santa María Assunta y siga los pasos de la personalidad más famosa de la ciudad: Napoleón (casa natal, monumento conmemorativo, capilla imperial). Pero también descubra Porto Vecchio, Sartène, Bonifacio...
Entre el mar y la montaña, Córcega cuenta con una gran variedad de lugares geológicos que ofrecen la posibilidad de practicar numerosas actividades: bicicleta de montaña, golf, escalada, kayak, rafting, barranquismo, vuelos libres... Con sus grandiosos paisajes, la isla es también un lugar predilecto para el senderismo y uno de los senderos más bellos del mundo, el GR20, le permitirá recorrerla de norte a sur, a lo largo de más de 180 kilómetros. Más accesibles, varios senderos también le permitirán apreciar los bonitos pueblos de Porticcio, Calcatoggio o Bravone y los de la región de Balagne como Sant'Antoninu o Belgodère. En el camino, planifique algunas pausas gastronómicas para degustar los productos regionales: aceitunas, castañas, embutidos (figatellu, panzetta, prisuttu,...), quesos de oveja y de cabra, vinos,...