Conocida como la "Atenas de los Galos", Massalia o la "Ciudad Focaica", Marsella es siempre una buena idea para una estancia soleada. Situada en la región de Provenza-Alpes-Costa Azul, esta ciudad ineludible le deslumbrará por la belleza de su patrimonio.
Marsella, la ciudad más antigua de Francia, está indiscutiblemente marcada por la Historia, con mayúscula. Rica en numerosas tradiciones y una fuerte cultura, sus orígenes se remontan a más de 2.600 años. Antigua y a la vez tan moderna, esta ciudad llena de contrastes destaca en el delicado arte de poner los corazones patas arriba. Aquí, el cielo y el mar son de un azul intenso, el pastis es amarillo y la cocina es colorida, sabrosa y generosa, evocando en cada bocado ese característico acento cantarín de los marselleses. Para sentir el pulso de esta mítica ciudad, lo primero que hay que hacer es dirigirse a su Vieux-Port: emblemático, apodado el "corazón de Marsella", es el lugar ideal para tomar una copa al sol, pasear por los muelles, degustar una deliciosa bullabesa o acercarse a comprar pescado recién capturado en la lonja tradicional. Es aquí donde se dice que el famoso Marcel Pagnol escribió algunas de sus mejores obras, y de hecho, es fácil ver por qué cuando se ve este inspirador e impresionante sitio. En cuanto a las visitas, el MUCEM (Museo de las Civilizaciones Europeas y Mediterráneas), situado junto al Fuerte Saint-Jean, a la entrada del Puerto Viejo, es muy recomendable: una verdadera joya del Mediterráneo, que merece la pena por el esplendor de sus exposiciones, así como por la asombrosa belleza de su arquitectura moderna.
Otra visita obligada es la magnífica Notre-Dame-de-la-Garde. Símbolo de Marsella, esta atracción turística se encuentra a 162 metros de altura, en el punto más alto de la ciudad. Llamada cariñosamente la "Buena Madre" (pronunciada con acento, es mejor) por los marselleses desde su construcción en 1869, esta basílica que, según la leyenda, protege con su aura a toda la ciudad, ofrece desde su plaza una de las más bellas panorámicas de toda Marsella, sobre la ciudad y el mar.
Tómese el tiempo de perderse por los diferentes barrios de Marsella, como el insustituible "Panier": el barrio más antiguo de la ciudad, anticuado pero tan entrañable, es la mismísima postal de la auténtica Marsella, con sus callejuelas, sus interminables escaleras, sus lienzos bailando poéticamente en las ventanas y balcones, sus paredes de colores y sus famosos adoquines. Auténtico museo al aire libre, le deslumbrará por su lado pintoresco y su dinamismo, respirado por espléndidos frescos de arte callejero. Pero su visita a Marsella no se queda ahí, la ciudad está llena de cosas que hacer, ver, comer y respirar. Haga una pausa en el mar y coma panisses en el puerto del Vallon des Auffres, incrustado en la ciudad, para un interludio sorprendente e histórico. También puede visitar el barrio de Estaque, conocido por su auténtico puerto que inspiró a Dufy, Monticelli, Cézanne, Renoir o Braque... Pasee por la Canebière hasta el Palais Longchamp, por la Corniche para admirar el Palais du Pharo, visite la abadía de Saint-Victor, o la Vieille Charité y sus muros de colores cálidos, los Muelles así como la muy fotogénica y colorida Cité Radieuse, sin olvidar la magnífica catedral de la Mayor (situada en la plaza del mismo nombre) y el Cours Saint-Julien, templo del arte callejero marsellés. El Velódromo para los aficionados al fútbol, las playas del Prado para los amantes del sol y de los deportes náuticos, las islas de Frioul y el Castillo de If para los paseos en barco y los paisajes auténticos... Y las Calanques. Ah, las famosas Calanques de Marsella. Pulmón verde de la ciudad focense, estas calanques regadas por la Grande Bleue son casi irreales, tan extraordinarias son. En el corazón de este sorprendente caos mineral que se adentra en el Mediterráneo, a nadadores, excursionistas, escaladores, fotógrafos y navegantes les encanta pasear y darse unos chapuzones en las espléndidas aguas turquesas. Oh, hermosa Marsella... He aquí una visita que, probablemente, será difícil de olvidar.